Casabianca y su historia de espantos y leyendas

Casabianca y su historia de espantos y leyendas

Desde hace miles de años, en los pueblos del mundo, se ha hablado de leyendas fantásticas. Cada pueblo tiene sus personajes que infunden miedo y terror. Hoy me voy a referir a Casabianca, un pueblo ubicado en el Norte del departamento del Tolima de descendencia paisa, católico por excelencia, gobernado por una gran mujer, hermosa por cierto, la doctora Jineth Cifuentes. Allí viví mi niñez y parte de mi juventud.

Mis mayores me hablaron de fantasmas que se llevaban a los niños desobedientes, fantasmas que deambulaban por las calles del pueblo en las noches de luna llena. Me hablaron de las ánimas benditas que hacían milagros a sus devotos y efectivamente viví episodios como el que les contaré. Pasadas las doce de la noche, salía un personaje vestido de negro, recorriendo las calles del pueblo y en cada casa hacía sonar una campanilla y con voz grave pedía un Padre Nuestro para las almas del purgatorio, los habitantes de la casa, de inmediato rezaban la oración del Padre Nuestro, eso sí, con mucho miedo. Nadie se atrevió a averiguar, quien era el personaje. Esto quedó en el misterio. En el trayecto de la quebrada de Santa Rita a San Ignacio, bajaban varios hombres vestidos de negro, cargando un ataúd . Nadie se atrevía a transitar por ese camino después de las doce de la noche, hasta que un comisario de la alcaldía, se atrevió a enfrentar aquel espanto, pues descubrió que los hombres

transportaban dentro del ataúd varias garrafas de chirrinche o guandolo, pues tenían en su casa un llamado zacatín, o destiladero de aguardiente . Esto era castigado por la autoridad, por lo tanto utilizaban el ataúd para transportar el chirrinche, infundiendo terror a quienes caminaban por las veredas tarde de la noche. Estos fueron hechos verídicos, sucedidos en Casabianca.

Me hablaron también de la Madre monte, la Patasola, El sombrerón , Bermudes, todos espantos creados por la imaginación de los moradores del pueblo.

Contaban que la Patasola se le apareció a don Ignacio Arbeláez, una noche de luna llena, llegando a su finca,. La describian como una mujer terrorífica, de sus ojos brotaba fuego y solo tenía una pierna .

La Madre Monte, se le apareció a Ignacio Cardona, en el punto denominado El Calvario, llegando a la vereda la Cristalina, una, noche fría de invierno.

Contaba Ignacio que el miedo fue terrible, al ver esa mujer en mitad del camino, vestida de musgo, impidiéndole el paso. Desde el cañón del rio Guali, hasta la calle denominada Patio Brujas, cuentan que escuchaban gritos y gemidos de una mujer. Era la llorona. El fantasma de Bermúdez aparecía en el camino que conduce a la vereda La Joya. Contaban que Bermúdez, fue un hombre adinerado y malvado, pelaba vivos los terneros de las vacas y les echaba sal para verlos correr por los potreros. Ahora aparecía sentado a la orilla del camino.

Las leyendas de brujas, duendes y fantasmas, están escritas en los anaqueles de la historia de cada pueblo.

En Casabianca hubo un duende que perseguía a una señora de nombre Camila Cifuentes. Ella misma contaba su historia.

Y vive Dios que los niños de esas generaciones, tuvimos miedo, mucho miedo y respetamos las noches en Casabianca.

 

 

Julio César Hoyos.

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