Despedida para mi tío Miguel

Casabianca Tolima
Casabianca Tolima

El silencio de los cementerios entristece el alma. Aquí  se archiva la vida que fenece y la memoria  queda sepultada con los recuerdos. Nada nos llevamos. Todo lo dejamos, hasta las últimas flores  que han traído nuestras amistades en señal de duelo.

Aquí se escuchan los sollozos en una despedida sin fin, Para   jamás olvidar la vida que se fue.

Vanidad de vanidades…Los ricos y los pobres, los blancos y los negros, están cubiertos con el mismo sudario de la muerte.  Aquí termina el orgullo y la fantasía.  La belleza ya no será  belleza. El poder ya no será poder. Aquí se vislumbra el aroma de la muerte, los deudos cabizbajos y sombríos nos retiraremos del campo santo ensimismados en los recuerdos, balbuceando la oración que nos enseñaron nuestros abuelos.

La familia Hoyos Aristizabal, escribió su historia con letras de molde y la deja intestada en los corazones de su descendencia.

Pertenecemos a esa generación católica por excelencia, somos de costumbres sanas y buen vivir, Tenemos un  historial donde brilló la honestidad ejemplo maravilloso de nuestros mayores.

Hace ya muchos años, procedentes del viejo Caldas llegaron a Casabianca mis abuelos, Benilda Aristizabal y Julio Antonio Hoyos,  fincaron allí sus raíces, formaron una familia, de cuya unión nacieron Emperatriz, Rosana, Julia, Ernestina y Miguel. Todos murieron,  pero esa  gran dinastía Hoyos Aristizabal se ha  multiplicado por el mundo, dejando sus raíces sembradas como pedestales del tiempo, recordando siempre ese maravilloso pueblo, que yo un día en mi prosa describiera como Casabianca del alma, Casabianca de amor.

Tio Miguel Hoyos1Mi tío Miguel se ha ido, como se van las olas del mar agitadas por el viento, para no volver jamás. Deja su heredad como pilar incólume, para nuevas generaciones que prolongarán por siempre  los apellidos Hoyos Aristizabal.

Mi tío se ha ido llevando consigo esa  generación, que hoy estamos despidiendo y que semeja un inmenso arco iris por donde pasarán muchas  juventudes ostentando el apellido Hoyos.

Las despedidas entristecen el alma y nos llenan de nostalgia Mi tío Miguel se ha ido para lontananza, donde el sol brilla más, allí donde las estrellas viajeras en el tiempo, iluminan el sendero de los caminantes que han emprendido el eterno viaje para no regresar jamás.

Mi tío Miguel está en la gloria que plasmaron mis abuelos…Inmensidad de inmensidades…Inmensidad de Dios.

Como me hubiera gustado decirle a mi tío “No se vaya por favor, Ud. nos hace falta, Mucha falta”.

En Casabianca, Reina el silencio y la soledad. Las calles que recorrió mi tío, están sombrías, no se escuchará su voz, su risa se ha apagado para siempre, su presencia se ha ido como se van los atardeceres apacibles que nos prodiga Dios.

Tío Miguel: Hombre honrado, inteligente, de sonrisa clara. Esposo, padre y amigo intachable, Usó la moral y la ética, mantuvo la familia unida a su alrededor. El respeto que infundió, nos indujo a crecer con responsabilidad y decoro, fue nuestro adalid, nuestro guía.

Que el Dios de nuestros abuelos le dé la gloria.

Aquí estamos sus hijos Francelina, Martha, Aura, Teresa, Vianney, Nancy, Nelson, César Julio y Julio César. Estamos llorando porque tenemos débil el alma, Nos va a hacer mucha falta Tío. La tristeza es un estado del alma que acongoja el espíritu.

En la gloria de Dios hay fiesta. La sonrisa de Laurita su magnífica esposa se prolongará eternamente y lo recibirá con un abrazo eterno.

Amparito y Miguel ya no estarán solos en la gloria, la familia empieza a reunirse de nuevo en la eternidad de Dios.

Tío…Salúdelos de mi parte y dígales que mi vida se me puso amarga, muy amarga con su partida…Que necesito que me ayuden en el ocaso de mi vida…Sufro mucho la ausencia de mis abuelos…Dígales que necesito su bendición.

Gracias.